Delibera democráticamente
Se refiere al desarrollo de capacidades que se sustentan en la convicción de que los
miembros que integran una comunidad política, mediante un proceso de argumentación
y raciocinio, son capaces de llegar a puntos de encuentro y acuerdos sobre los temas que
competen a todos y todas. La deliberación entonces se convierte en un medio por el cual se
robustece la ciudadanía (Magendzo 2007).
Se trata de desarrollar una serie de capacidades vinculadas a la deliberación que sirvan
para reforzar la participación de estudiantes, conscientes de su condición de ciudadanos
libres e iguales, en torno a asuntos públicos. Implica integrar a los individuos alrededor
de la preocupación por el bien común. Incluso algunos afirman que la deliberación
democrática se constituye en el elemento cardinal de un diálogo intercultural propiamente
dicho.
Para lograr una verdadera deliberación es fundamental formar estudiantes críticos,
conscientes de la diversidad pero, a la vez, también de las condiciones de inequidad y
desigualdad que marcan las relaciones socioculturales en nuestro país; conscientes de las
relaciones de poder y cómo éstas están presentes en todas las relaciones e influyen en
el bien común. Solo a partir de la comprensión de estas complejas relaciones se logrará
apuntar a un verdadero diálogo intercultural. Implica desarrollar actitudes que lleven a
ejercer la ciudadanía sobre la base de pactos inclusivos para construir consensos que
apunten a la defensa de la diversidad (Zavala, Cuenca y Córdova 2005).
La deliberación debe incluir asuntos públicos relacionados con aspectos sociales, políticos,
económicos, éticos, culturales, medioambientales. Es preciso partir del entorno inmediato,
de la realidad del mundo adolescente, de la vida escolar, para luego ampliarse a un
ámbito regional, nacional o internacional. La deliberación empieza con la identificación de
los asuntos públicos (se convierten en tales en tanto afectan el bienestar colectivo) y su
consiguiente problematización (dudar, elaborar y verificar hipótesis, plantear preguntas
relevantes, explorar incertidumbres). Supone la capacidad para formar parte de un
debate público argumentando y optando ante diferentes situaciones (Audigier 2000). Esta
deliberación pública adquiere diferentes características y dimensiones en la actualidad,
debido al desarrollo de la llamada “vida digital” (Villanueva 2010). Más adelante se plantean
algunas implicancias del desarrollo de ésta.
Supone, además, aprendizajes que lleven a dialogar sin imposiciones arbitrarias,
contraponiendo puntos de vista y diferenciando opiniones de hechos e identificando
intereses detrás de las opiniones, rigiéndose por la fuerza de los argumentos y no por el
argumento de la fuerza. Por ello, es indispensable desarrollar habilidades de argumentación
y de convencimiento con explicaciones racionales, así como disposiciones para dejarse
convencer. Todo ello a partir del análisis de las normas, políticas públicas, cuerpos legales,
estructura del Estado y principios democráticos (bien común, equidad, justicia, libertad,
reconocimiento del otro como un legítimo otro, desarrollo sostenible).